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TARGET – Una estrategia para profesores que deseen impactar positivamente en sus alumnos.

  • Foto del escritor: @vitastudium
    @vitastudium
  • 5 jul 2020
  • 3 Min. de lectura

Karla Cravioto, Estudiante de Psicología Clínica en la Universidad de las Américas Puebla.

 

La autoestima es una reacción y evaluación afectiva: el juicio general de la valía personal, que implica sentir confianza y orgullo de uno mismo como persona. Es un sentimiento general de valía personal que incorpora los autoconceptos en todas las áreas de la propia vida, de manera que es el “juicio general” de lo que uno vale como persona y se ve afectada por el valor que la cultura da a sus características y capacidades específicas.

Un rendimiento académico elevado se relaciona con ideas más positivas acerca del sí mismo, especialmente cuando estas creencias son específicas para la materia que se estudia. Desde luego, el hecho de saber que dos variables están relacionadas (correlacionadas) no nos indica que una sea causa de la otra. Quizás lo que ocurre es que un alto rendimiento produce una alta autoestima, o viceversa. De hecho, es probable que la relación sea bidireccional.


La autoestima está determinada de acuerdo con qué tan exitosos somos para lograr tareas o para alcanzar metas que consideramos valiosas. Si una habilidad o un logro no son importantes, la incompetencia en esa área no amenaza la autoestima. Los estudiantes deben tener éxitos legítimos en tareas que sean significativas para ellos. La forma en que los individuos explican sus éxitos o fracasos también es importante. Para reforzar su autoestima, los alumnos deben atribuir sus éxitos a sus propios actos, y no a la suerte ni a una ayuda especial.

Los intentos por mejorar la autoestima de los estudiantes adquieren tres formas principales: actividades de desarrollo personal, como el entrenamiento de la sensibilidad; programas de autoestima, donde el currículo se enfoca directamente en aumentarla; y cambios estructurales en las escuelas, que destacan la cooperación y la participación del alumno, así como su participación comunitaria y el orgullo étnico.


La motivación de los alumnos es un factor fundamental en la enseñanza. Para que los estudiantes aprendan, requieren participar a nivel cognoscitivo, emocional y conductual en las diversas actividades de la clase. El estudio de la motivación ha sido fundamentado por cinco teorías, conductista –basada en la motivación extrínseca, influenciada por reforzadores (recompensas, incentivos o castigos) –, humanista, cognoscitiva y sociocultural –todas bajo motivaciones intrínsecas e influenciadas por la necesidad de autoestima, autorrealización, autodeterminación, atribuciones exitosas, participación activa y comprometida para la formación de la identidad a través de las actividades–, cognoscitiva social –involucra ambos tipos de motivación (intrínseca y extrínseca) y es basada en la creación de metas e intenciones para el desarrollo de la autoeficacia–.

Los profesores se interesan por la motivación de los alumnos para aprender la cual implica tomar en serio el trabajo académico, tratar de obtener lo mejor de él y aplicar estrategias de aprendizaje adecuadas durante el proceso. Una de las estrategias más recomendables para los profesores es conocida como TARGET (Task, Autonomy, Recognition, Grouping, Evaluation, Time) donde los maestros toman decisiones que pueden repercutir en la motivación de los alumnos para aprender, trabajando en la naturaleza de la tarea que se les pide que realicen, permitiendo autonomía durante el trabajo, reconociendo sus logros, incentivando prácticas en grupos/equipos, trabajando sobre procedimientos de evaluación y programación del tiempo en el aula.


Los estudiantes son más proclives a trabajar hacia el logro de metas que son claras, específicas, razonables, moderadamente desafiantes y alcanzables dentro de un periodo relativamente corto. Sin embargo, es probable que los estudiantes aún no sean expertos en el establecimiento de sus propias metas ni en conservarlas en su mente, por lo que se vuelven necesarias la estimulación y la retroalimentación precisas, por ende, el profesor requiere asegurarse de que la meta establecida está siendo aprendida y mejorada sobre la materia en cuestión y no solo enfocarse en un buen rendimiento, así mismo, debe asegurarse de que la meta no sea demasiado difícil, de lo contrario, los estudiantes no se interesarán por la tarea ni responderán bien ante los factores que les hagan sentirse inseguros o incompetentes.

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